Todos sabemos que aplicando frío o calor en nuestras lesiones éstas mejoran ya que ambas nos proporcionan un efecto analgésico, pero ¿Sabemos cuándo aplicar cada una?
El calor es útil tanto en el dolor agudo como en el crónico, por la analgesia, la relajación muscular y la potenciación de la capacidad de estiramiento del colágeno.
El frío tiene un beneficio mayor en dolores agudos, ya que posee la capacidad de controlar el edema, y con él sus efectos secundarios, sin embargo, en estos casos el calor sería perjudicial ya que puede hacer que este edema aumente.
La hidroterapia proporciona calor, pero es mucho más eficaz actuando como agente desbridante y descontracturante que proporcionando calor.
La profundidad de penetración de las distintas modalidades de calor varía. Las compresas calientes proporcionan calorsuperficial a la piel y al tejido subcutáneo, las modalidades de calor usadas por fisioterapeutas, como la onda corta y el microondas, proporcionan un calor más profundo, calentando algunas de las capas musculares.
Hay que tener en cuenta que el calor no se puede aplicar en todos los casos, entre sus contraindicaciones se encuentra su aplicación en áreas insensibles por riesgo de quemaduras, infecciones agudas, trastorno del riego vascular, tumores y patología subyacente desconocida.
Por lo general, se utiliza frío durante las primeras 24 a 48 horas tras una lesión aguda, y posteriormente calor.
También es recomendable volver al frío, aunque la lesión sea crónica, cuandoésta vuelve a sufrir un dolor agudo, por ejemplo, en un esguince de tobillo que a la semana se repite su mecanismo lesional. Se aplicaría hielo en ese momento y después volveríamos al calor.
Autora: María Belando Fernández, Fisioterapeuta Neurológica especializada en Deporte.